Una obra de arte única con una profunda dimensión espiritual.

El Vía Crucis de Jurkovič en Svaté Hostýn representa una combinación única de arte sacro y arquitectura, que atrae la atención no sólo de los creyentes, sino también de los amantes del arte y la historia. Este Vía Crucis, construido entre 1912 y 1935 según el diseño de Dušan Jurkovič, arquitecto y artista nacional eslovaco, se diferencia de los Vía Crucis ordinarios por su estilo distintivo y su profunda dimensión espiritual. Las pinturas fueron realizadas en mosaicos cerámicos cortados.
Via Crucis al Santo Sepulcro
El vía crucis discurre, como el antiguo vía crucis, desde la Basílica de la Asunción de la Virgen María hasta el Santo Sepulcro. El camino, inspirado en las construcciones populares de Valaquia, se compone de 13 capillas decoradas con mosaicos.
El 31 de enero de 2018, el Vía Crucis de Jurkovič fue declarado Monumento Cultural Nacional.

El estilo único de Dušan Jurkovič
Inspirado en la arquitectura popular y el art nouveau, el estilo de Jurkovič se caracteriza por un rico simbolismo y el uso de materiales tradicionales como la madera y la piedra. Cada una de las Estaciones de la Cruz se compone de una capilla que se integra orgánicamente en el paisaje circundante y completa así un conjunto armonioso.

Relieves y mosaicos
Las capillas están decoradas con relieves con escenas bíblicas y mosaicos, que realzan la atmósfera espiritual del lugar de peregrinación.

Una profunda dimensión espiritual
El vía crucis de Jurkovič no es sólo una colección de obras de arte, sino sobre todo un camino hacia una experiencia más profunda del sufrimiento y la resurrección de Cristo. Mientras los peregrinos recorren el Vía Crucis, oran y meditan en los textos bíblicos que se encuentran en cada estación. La tranquila belleza de la naturaleza circundante y la arquitectura bien pensada de las capillas individuales ayudan a concentrarse y calmarse.

Primera parada
La primera parada fue creada la última: Jesús condenado a muerte. La creación de esta obra tomó acad. pintor J. Koehler en el estudio de la fábrica RAKO durante veinte años. Él y su equipo lograron crear una tecnología única en el mundo de fino relieve modelado a partir de esmaltes cerámicos.
La composición perfecta expresa el mensaje bíblico: el mal contra el bien y en el medio la indiferencia que conduce a la destrucción.

Undécima parada
En el extremo noreste de la pradera, la carretera sube bruscamente, por lo que fue necesario construir una escalera y una terraza mirador. Ofrece una vista de toda la zona.
